miércoles, 21 de septiembre de 2011

¿POR QUÉ DEBEMOS PREPARAR EL SUELO?

La preparación del suelo es una de las labores previas a la siembra; Esta labor consiste básicamente en roturar la tierra, es decir, romper las capas duras en terrones que posteriormente serán desintegrados a polvo gracias a la acción de herramientas y equipos especiales.

La preparación del suelo es mas intensiva cuando es la primera vez que se va utilizar un campo, en cambio a partir de la segunda o tercera siembra en un mismo lugar el suelo se encuentra más suelto, es decir, la tierra se puede remover con facilidad e incluso con las manos sin que cause daños en el agricultor.

El suelo se debe ver como un ser vivo el cual se encuentra dormido y al prepararlo estamos estimulando que despierte a través de los microorganismos, insectos, etc. que viven en su interior; los cuales van a descomponer la materia orgánica y van a liberar sustancias nutritivas que van a ser asimiladas por las plantas para que estas puedan crecer y desarrollarse.

Para la realización de esta labor en espacios pequeños se utilizan varias herramientas pero destaca el pico el cual en su parte inversa tiene un implemento que se asemeja a un azadón que permite romper las capas duras del suelo, luego se utiliza el rastrillo que permite romper los terrones formados anteriormente en partículas muchos mas finas. En espacios mas grandes se utilizan motocultores e incluso tractores, los cuales poseen implementos mas sofisticados que van a desintegrar el suelo rápidamente como son discos aserrados o lisos y puntas gruesas, colocadas en varias posiciones e inclinaciones de modo que en conjunto realicen esta acción.

Ruptura de capas duras en terrones con el pico
 
Pulverización de terrones con rastrillo
Suelo preparado (suelto)

La profundidad de preparación del suelo va a variar dependiendo del cultivo que se va a sembrar, en el caso de las hortalizas la profundidad promedio se encuentra entre 20 – 30 cm; siempre y cuando se cultive hortalizas de tamaño pequeño como lechugas, espinacas, etc. En el caso de cultivos de mayor tamaño como alcachofa, espárrago, papa, etc. la profundidad se encuentra entre los 50 – 60 cm. y en el caso de árboles frutales lo que se acostumbra a hacer es abrir hoyos de de 60 – 80 cm de profundidad, por lo que no es necesario preparar la tierra de todo el campo.

Esta labor produce beneficios en el suelo que van a favorecer el crecimiento de las plantas como son:
  • Permite el ingreso de aire al interior del suelo lo que va a estimular el desarrollo de los microorganismos encargados de desintegrar la materia orgánica en sustancias de fácil asimilación por las raíces.
  • Permite el movimiento del agua a través del suelo y junto con ella se van a desplazar los nutrientes hacia la zona donde se encuentran las raíces para su absorción.
  • Favorece el desarrollo uniforme de las raíces y con ellas el crecimiento de las plantas.
  • Al remover el suelo se incorpora los restos de los cultivos anteriores, es decir los restos de raíces, tallos, hojas, etc. al ser enterrados en el suelo se van a descomponer por acción de los microorganismos y con ello se van a liberar los nutrientes para ser absorbidos por el nuevo cultivo.
  • Durante la preparación del suelo se acostumbra realizar el abonado o la incorporación de materia orgánica a través del voleo, es decir, de esparcir uniformemente en todo el campo el abono y luego mezclar con la tierra haciendo uso de una lampa de mano o con un rastrillo.
  • Para realizar el trasplante se requiere que el suelo esté suelto (como polvo) para que las raíces puedan penetrar con facilidad la tierra húmeda y así puedan soportar esta labor.

 ¿Qué sucede si no preparamos el suelo?
La respuesta es sencilla en el caso de ser un lugar donde nunca antes se había cultivado, la planta no crece con facilidad y en la mayoría de casos se muere porque el suelo no permite el movimiento de aire, agua y nutrientes. En campos o biohuertos donde antes ya se ha sembrado tienen el suelo mas suelto y la germinación de plantas es buena por lo que no sería necesario preparar el suelo; además, existe una tendencia ecológica de remover lo menos posible el suelo que es llamada “Labranza mínima” que se basa en no alterar el ecosistema removiendo todo el suelo y matando las malas hierbas, en este caso lo que se hace es sembrar haciendo solo agujeros y depositando las semillas entre los cultivos anteriores o malas hierbas de modo que se mantenga la flora y fauna del lugar.

Un ejemplo gráfico de lo que sucedería se puede observar en la siguiente imagen:



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